Fnando Bar'ez (2020) |
Escrito por: Suzanne Collins
Título en español: Balada de Pájaros Cantores y Serpientes
Sinopsis:
La ambición lo alimentará.
La competencia lo conducirá.
Pero el poder tiene un precio…
Es la mañana de la cosecha de los décimos Juegos del Hambre. En el Capitolio, Coriolanus Snow de dieciocho años de edad se prepara para afrontar su nuevo rol como mentor en los juegos. La alguna vez poderosa casa de los Snow, ahora atraviesa malos tiempos, pero estos juegos representan para Coriolanus un boleto hacia la gloria si consigue que su tributo se convierta en vencedor.
Opinión:
Hablar sobre The Ballad of Songbirds and Snakes representa para mí muchas cosas que me resulta difícil poner en palabras. Los Juegos del Hambre es una trilogía que ha marcado un antes y un después en mi vida. Desde que supe que un nuevo libro sería lanzado, estaba muriendo de ganas por leerlo.
Y ahora que ya lo he leído, que ya experimenté de primera mano una nueva novela escrita por Suzanne Collins, tengo tantas emociones chocando dentro de mí que no sé cómo empezar a escribir esta opinión.
Tengo que empezar diciendo que es una novela que me ha hecho sentir muchas cosas. Suzanne Collins crea personajes que me ofrecen lecciones valiosas y reflexiones interesantes que me explotan la cabeza. Al llegar a la última página, quedé como en estado de trance y de él no pude salir hasta mucho rato después. Pasé de la emoción a la alegría y de la alegría a la impotencia y de la impotencia a la rabia…
La novela está dividida, al igual que otros libros de Collins, en tres partes, pero ahora cada parte consta de diez capítulos, a diferencia de todos los demás en los que cada parte consta de nueve capítulos. Es una novela que se toma tiempo para desarrollar a los personajes, es mucho más detallista que las novelas anteriores de Collins, y también se siente mucho más madura y, en momentos, mucho más oscura.
Las dos primeras partes transcurren de manera brillante, me fascinaron, se toman su tiempo, y establecen un ritmo… Pero, lastimosamente, este ritmo se fractura en la transición de la parte dos a la parte tres; el final. Y es aquí donde muchas cosas, como el desarrollo y la relevancia de los personajes secundarios y la atmósfera oscura y salvaje que se plantea en las primeras dos partes, se empiezan a traicionar.
A lo largo de las primeras dos partes se presentan a varios personajes que la autora desarrolla a detalle, lo cual hace que resulten consistentes, creíbles y que sus motivaciones queden claras. Pero una vez sucedido lo que llamo «el quiebre de la transición», estos personajes se dejan de lado y se abre paso a una serie de nuevos personajes que no se desarrollan tanto y cuyo peso en la trama es menor, así que se echa en falta a los primeros personajes y los nuevos resultan casi irrelevantes y la trama avanza a trompiscones. Y, lo peor de esto, es que al final los personajes secundarios de las primeras dos partes, personajes bien desarrollados, no obtienen un cierre, lo cual hace que la novela se sienta inconclusa, aunque tiene conclusión.
Entiendo que la novela sea principalmente el viaje de Coriolanus Snow, pero hay muchos personajes que realmente valían la pena y se dejaron de lado. Incluso el segundo personaje más importante dentro de la trama, Lucy Grey Baird, se abandona en la última parte y se retoma de un modo poco creíble. Es hasta en los últimos capítulos donde retoma su fuerza y se le ofrece un final, en mi opinión, poco honesto, pero necesario para que el personaje principal llegue adonde ya sabemos que llegará.
Coriolanus Snow es un personaje complejo y redondo. Lo mejor de la novela. Al tratarse de una precuela, la meta está marcada; sabes dónde exactamente va a terminar el personaje, pero las posibilidades de exploración siguen siendo grandes, y con este personaje Suzanne Collins las aprovecha muy bien.
Es un personaje que se desarrolla a base de contradicciones, todo el tiempo hay una guerra de perspectivas en su cabeza. Está la perspectiva de su familia, maestros y amigos respecto al mundo en el que viven, y también está la perspectiva propia que va adquiriendo conforme va enfrentándose en primera persona a ciertos eventos decisivos. Entonces por momentos se inclina hacia una perspectiva y por otros se inclina hacia la otra. Lo cual hace que sea un personaje muy realista y sincero. Ni bueno, ni malo.
Coriolanus Snow es un personaje estratega, todo el tiempo está repasando en su cabeza las posibilidades con las que cuenta para llegar a su meta. Su meta es salir de la situación precaria en la que cayó su familia y tener poder; algo con lo que nació, algo que le es vital, y que se le arrebató, no solo a él, sino a su familia, con la guerra que incluso se sigue peleando con los distritos. Durante toda la novela el personaje está en busca de entender la naturaleza humana y qué nos lleva a actuar del modo en que actuamos, lo cual, conforme va entendiendo, lo va volviendo en una persona fría y calculadora.
Se plantean muchas situaciones en las que este personaje tiene que decidir entre hallar el bien común y hallar el bien propio. Y es sensacional que la autora lo ponga en ambos escenarios y que como lector veamos las repercusiones que tiene en el mundo de Panem, el bien común y el bien propio. Disfruté mucho la transición de este personaje, me pareció bastante lógico su proceder. Y al final todo recae, como en la trilogía original, en la supervivencia. ¿Qué tienes que hacer, cómo actúas, para sobrevivir en el mundo que te tocó vivir?
La muerte, la pérdida de la inocencia, la crueldad, son temas en los que la novela repara. Y están tan bien desarrollados que me ha dejado sin palabras y totalmente complacido.
Algo que me ha dejado fascinado es la manera en la que los temas de esta novela y los de la trilogía original se complementan. Son dos puntos de vista completamente opuestos que juntos se entrelazan y amplían tu perspectiva no solo de Panem sino de la vida; la naturaleza humana, la guerra, el hambre, la pobreza.
La novela posee reflexiones poderosas. Suzanne Collins me roba el corazón con su manera de ahondar en temas crudos que, en lo particular, me identifican. Hay tanta verdad en ellos, tanta comprensión, que al leerlos los sentía sacados de mi historia de vida. Simplemente admiro la prosa de esta mujer. Y por eso me duele en el alma reconocer que me ha decepcionado muchísimo la manera en que traicionó a sus personajes y a la trama con ese quiebre de transición de la segunda parte a la tercera parte…
Las canciones tienen un papel importante dentro de la novela. Quizá demasiado. Y, pese a eso, no terminan de formar parte del mundo de Panem. La mayoría son poco destacables y algunas están en momentos en los que, en fusión con la narrativa, crean un discurso redundante, consiguiendo así que su relevancia en la novela pierda fuerza y sean poco memorables. Sin embargo, tengo que admitir que hay capítulos, sobre todo los finales, en los que las canciones se fusionan de tal forma con la narrativa que te dejan sin aliento y el mensaje que ofrecen es tan poderoso que elevan a la novela a un nivel muy superior.
Del Panem de Snow al Panem de Katniss hay una evolución creíble. A diferencia del Panem de Katniss que es sádico, el Panem de Snow es salvaje, todavía quebrado por la guerra, la pobreza carcome a mucha gente y todos buscan, especialmente los habitantes del Capitolio, salir del agujero de cualquier modo posible. Cegados por la rabia, ignoran las culpas propias y acusan al más débil, al que no puede defenderse y lo exprimen hasta sacar todo el beneficio personal que se pueda.
La novela repara en lo que hace el poder con las personas; cómo las corrompe y cómo hace que encuentren diversión en los actos más atroces que se pueden cometer.
Hay muchos guiños hacia la trilogía original. En mi opinión, algunos tienen justificación y otros simplemente están metidos a la fuerza, lo cual hace que la razón de existir de esta novela se sienta un poco forzada.
Es una novela bastante extensa. Cuenta con 520 páginas en su versión en inglés. Toda la novela se me pasó volando, Suzanne Collins te atrapa con cada capítulo y te deja ávido de más. Como ya dije antes, es en la tercera parte donde las cosas parecen irse al traste y el ritmo se destantea y algunas situaciones aportan poco, pero la novela es muy cautivadora y te hace seguir adelante.
La utilización del lenguaje es mucho más compleja, se nota la evolución de la prosa de Collins, y también hay muchos más detalles, los cuales expanden este mundo y a sus personajes, tornándola en una novela muy rica, mucho más madura y con esencia propia respecto a la trilogía original.
Ahora bien, hablemos de lleno de lo que, en lo personal, pienso que causa el quiebre total entre las primeras dos partes y la parte final. Los juegos. Desde el capítulo uno se pone un énfasis muy grande en este acontecimiento. Y luego todo lo que va sucediendo nos va dirigiendo hacia ese acontecimiento... Pero una vez que llega, el acontecimiento casi pasa desapercibido. Y finalmente en la tercera parte se deja completamente de lado. Casi no se ahonda en las repercusiones que estos tuvieron en la vida de estos personajes. Claro, con la trilogía original sabemos lo que los juegos provocan en las vidas de quienes los viven, pero hay que tener en cuenta que estos personajes son completamente diferentes, ven la vida de otra manera. Y los juegos, en estas épocas de Panem, son prácticamente nuevos, provocan rechazo y se sienten antinaturales… Pero una vez que los personajes principales los viven, no se remarca el shock de vivirlos y cómo afecta esa experiencia en su manera de enfrentarse a la vida que sigue.
Entiendo que Snow sea un personaje totalmente racional, hace de lado sus emociones e incluso puede bloquearlas, pero la parte emocional de la novela, la chica del distrito 12, Lucy Gray Baird, tampoco sufre un cambio radical. Es decir, estuviste matando personas, las mismas personas que estuvieron tratando de matarte, ¿cómo todo eso no abre una brecha gigantesca respecto a tu visión de la vida y a tu manera de actuar? Creo que eso hacía de Katniss Everdeen un personaje muy humano, y aquí hace que la construcción que ya tienen los personajes principales se desdibuje un poco.
Considero que la parte de los juegos, al igual que la parte final, necesitaban más desarrollo para que casaran de manera más lógica.
En resumen, es una novela que vale muchísimo la pena leer. No es perfecta, pero tiene esencia propia, su personaje principal es fascinante y hay reflexiones que simplemente te dejan sin aliento. Es la novela que más esperaba leer este año y ahora que la he leído, ha dejado satisfacción en mi pecho, gratitud y también algo de inconformidad, pero es una novela sumamente buena que amplía el universo de Los Juegos del hambre y que le otorga más consistencia a Coriolanus Snow.
Fnando Bar’ez
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