Cincuenta Sombras de Grey


Fifty Shades of Grey
Fnando Bar´ez (2020)
 

Título original: Fifty Shades of Grey

Autora: E. L. James

Sinopsis (perteneciente a la contraportada):

Cuando la estudiante Anastasia Steele recibe el encargo de entrevistar al exitoso y joven empresario Christian Grey, queda impresionada al encontrarse ante un hombre atractivo, seductor y también muy intimidante. La inexperta e inocente Ana intenta olvidarle, pero pronto comprende cuánto lo desea.

Grey está atormentado por sus propios demonios y le consume la necesidad de controlarlo todo, aunque a su vez se ve incapaz de resistirse a la serena belleza de Ana, a su inteligencia y a su espíritu independiente. Debe admitir que la desea, pero bajo ciertas condiciones.

Cuando la pareja inicia por fin una apasionada relación, las peculiares prácticas eróticas de Grey desconciertan a Ana, al tiempo que ella descubre los límites de sus propios y más oscuros deseos…

Opinión:

Leí Cincuenta Sombras de Grey por primera vez cuando tenía diecisiete años. Recuerdo que fue una novela que, si bien no disfruté, no odié. Nunca leí los libros siguientes y, conforme fueron pasando los años, mis ganas de leerlos fueron decreciendo.   

Hace cerca de dos años, conseguí los tres libros a un precio impresionantemente bajo, así que me los compré pensando que era mi momento para leer los libros que me faltaban. Pero no lo hice. Cuatro días atrás, me topé con ellos y pensé: ¿por qué no? Y empecé con la faena.

Muy mal hecho.

Cincuenta Sombras de Grey es una de esas novelas que, si te gustaron la primera vez, no debes volver a leerla años después porque seguramente le encontrarás un montón de peros. Creo que, con diecisiete años, con una vida sexual inactiva y con poco conocimiento sobre las relaciones, lo que proponía esta novela me resultaba interesante…

Pero ahora que he vuelto a leerla, me ha parecido complemente absurda, ridícula, y escalofriantemente enfermiza.  

La novela es una copia descarada de Crepúsculo. Desde los personajes hasta la trama, TODO, es una copia de Crepúsculo. Si has leído Crepúsculo, nada en Cincuenta Sombras de Grey te tomará por sorpresa, ni siquiera las escenas sexuales.

Pero, a diferencia de Crepúsculo, Cincuenta Sombras de Grey presenta a dos de los personajes más emocionalmente enfermos que he leído en toda mi vida.

La protagonista, Anastasia Steele, es una chica de veintiún años que está cerrando una carrera universitaria y que un día se topa con el empresario súper famoso y súper adinerado conocido como Christian Grey.

La atracción es instantánea. Y, pese a que ambos tienen estudios superiores y que conocen de la vida, o que al menos han escuchado sobre cómo es vivir la vida, a veces dejan salir unos comentarios tan ignorantes, que no puedo entender qué han aprendido en todo el tiempo que llevan con vida.

Ya sé que son solamente personajes, pero hay cosas que simplemente no tienen ni pies ni cabeza. No entiendo cómo una persona como Anastasia, monetariamente independiente, capaz de hacer análisis sobre obras literarias importantes, y que además tiene puros amigos y familiares liberales, tenga una concepción tan arcaica de lo que es una relación amorosa.

Por supuesto, entiendo que cada uno desarrolla su personalidad propia, independientemente de las personas que te rodean, pero es imposible tener una visión limitada de la vida cuando las visiones que te rodean son muy extensas. Digo, cuando eres muy cercano a un amigo o familiar, definitivamente ese amigo o ese familiar, te hablará de su concepción de la vida y eso automáticamente hará que tu visión de la vida se amplíe y que te cuestiones cómo sería vivir esa vida, aunque después te rehúses a vivirla.

Anastasia es una chica que, para empezar, tiene serios problemas de baja autoestima. Todo el tiempo está señalando sus malas cualidades, comparándose con las mujeres que la rodean y, posteriormente, con las mujeres que rodean a Grey, sintiéndose menos. Ella no para de repetir que sabe lo que quiere, pero todo el tiempo está haciendo lo contrario de lo que quiere. Es un personaje muy dependiente, demasiado sumiso, inseguro a niveles extremos. Y en el momento en que empieza una relación con Christian Grey, todos esos problemas crecen desproporcionadamente.

Creo que si la autora reparara en todos estos problemas y les diera la relevancia que tienen, la novela sería digna de aprecio. Pero todos estos problemas se toman en la novela como algo normal, como si esas fueran las actitudes propias de una persona enamorada en una relación sana.

Christian Grey, con todos sus problemas y todo (que son bastante graves), me parece hasta más sano que ella. Porque él le dice con franqueza a Anastasia lo que quiere de ella, pero es ella quien se plantea esa retrograda mentalidad de: “yo y mi amor lo podemos hacer cambiar”, lo cual es horrible y, como motor de una relación, teniendo en cuenta muchos casos de la vida real, hace que las cosas acaben muy mal.

Anastasia se aferra al personaje de Grey de una manera enfermiza. Todo el tiempo está idealizándolo. Y cualquier palabra que sale de la boca de Grey, por más horrible que sea, ella la toma como una invitación para convertirlo al lado “bueno”.

Toda la novela transcurre en un mes, puede que menos. Y ese parece ser el tiempo suficiente para que ella asuma que conoce perfectamente a Grey. Ese parece ser el tiempo suficiente para que ella afirme que está eternamente enamorada de él y que lo necesita más que al aire para vivir. Simplemente no tiene sentido.

Un punto que me ha llamado muchísimo la atención es el problema alimenticio que tiene Anastasia y lo romantizado que está en la novela. Anastasia pasa días enteros sin comer nada y le parece normal. Ella puede vivir con un té al día y continuar con su energía normal, sin que su cuerpo resienta nada… Hay muchas escenas, demasiadas escenas, en las que Christian Grey prácticamente le mete la comida en la boca a Anastasia y ella piensa que esto es lo más romántico que puede pasarle a una persona. De verdad, qué lamentable.

Me parece irrespetuoso y muy ignorante de parte de la autora tocar este tema con la superficialidad con la que lo hace. No encuentro lo romántico en dejar de comer y que tu interés amoroso te obligue a hacerlo diciéndote palabras amenazadoras.

La novela está cundida de diálogos machistas, abusivos y, repito, que rozan lo ignorante. Las relaciones sexuales propuestas en la novela son tan ilógicas, tan irreales, y lo peor de todo es que los personajes las utilizan para manipularse emocionalmente.

Los personajes secundarios simplemente no aportan nada. Son tan plásticos, tan ilógicos. Solo están para añadir más páginas a la historia que bien podría reducirse a veinticinco páginas.

Esta novela me parece un intento fallido de muchas cosas. Intenta desesperadamente ser romántica con cosas que no son románticas. Toca inconscientemente muchos problemas emocionales y los hace parecer irrelevantes. A lo largo de la novela los personajes principales repiten mucho las palabras: respeto y consenso, y las privan de su significado real puesto que ninguno de los dos parece tener idea de lo que estas dos palabras significan.

En resumen, es una novela que, en lo particular, no me ha aportado nada. La narración me ha parecido patética y muy pobre. Los personajes son las peores copias que los personajes de Crepúsculo pudieron tener. No la recomendaría ni en un millón de años. Y francamente no creo leer las siguientes partes porque francamente no creo que la autora corrija todos los errores que, en mi opinión, son muy graves en esta primera parte.   

Fnando Bar'ez


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